Sus ojos verdes la miraban punzantes, la recorrían allá donde se movía. Su corazón se aceleraba cuando pensaba en la gota de sudor que caía por la espalda de ella, refrescándola y calentándola. Cada vez se acercaban más el uno al otro, el pulso se aceleraba. Sin más demora, se abalanzó sobre ella y comenzó a desgarrarle la piel, y con ella la carne que minutos antes servía para el placer del éxtasis. Los gritos de auxilio se mezclaban con los rugidos de gozo del otro. Quería correr pero la satisfacción que aquello le producía no le permitía mover ninguno de sus músculos si no era para acercarse más a él. Y allí, yacía con la mirada del otro clavada en lo más profundo de sí misma.
Cansados de una sociedad crítica, materialista y machista, os decimos esto: ¡No!, a no podernos maquillar cuanto queramos, y ¡no!, a tener que maquillarnos para parecer más guapos. ¡No!, a los estándares de belleza con los que tenemos que lidiar día a día. ¡No!, a tener miedo a decir no. ¡No!, a sentirnos raros por no pensar lo mismo y no actuar igual que todos. ¡No!, a morir a manos de tu egoísmo. ¡No!, a no poder llorar solo por ser hombre. ¡No!, a odiarme por no tener las medidas perfectas. ¡No!, a esperar un like. ¡No!, a no estar segura por culpa de “la Manada”. ¡No!, a no poder expresar mi sexualidad libremente. En definitiva, no a la sociedad que nos oprime, no a los que quieren dirigir nuestras vidas engañándonos para creer que realmente decidimos sobre ellas.