Tú que te llevas a todos por delante sin previo aviso, haciéndolos agonizar hasta que uno de los dos desiste. Según transcurre el tiempo, vas creciendo dentro de ellos hasta convertirte en ese monstruo que todos tememos y no sabemos controlar. Que tus víctimas favoritas son las personas fuertes, aquellas que no se dejan ganar tan fácilmente a ese pulso llamado vida; pero tú siempre sabes darles donde más débiles son, haciéndolos caer a plomo. No nos conocemos frente a frente, o al menos, no aún, pero si algún día ocurriese, no me dejaré abatir. ¿A cuántos más piensas derribar?